Hasta ahora, los investigadores especulaban con que la domesticación del perro (Canis lupus familiaris) se hubiera producido en varios lugares de forma independiente, como pasó, por ejemplo, con la agricultura. Pero un estudio genético (el más exhaustivo hasta la fecha) publicado en la revista científica PNASsugiere que fue un evento único, y que pudo haber sucedido entre grupos de humanos cazadores que vivían en Mongolia o Nepal.
Para llegar a esta conclusión se ha analizado el ADN de 4.676 ejemplares de raza, con pedigrí, y el de 549 chuchos, de raza mezclada. Tras cotejar los genes que están situados cerca en los cromosomas caninos, los expertos han localizado el posible origen de los descendientes del lobo en algún lugar de Asia Central.
Es, no obstante, un resultado controvertido, ya que investigaciones anteriores lo situaban también en Oriente Próximo (en los primeros poblados sedentarios) o en Europa. Tampoco hay certezas sobre la fecha en que la domesticación tuvo lugar, aunque algunos expertos lo datan en torno hace 15.000 años.
Los autores de este estudio creen que el proceso empezó cuando los lobos se acercaban a los restos de presas abatidas por los cazadores sapiens, y que la evolución privilegió luego los cambios genéticos (como la mansedumbre y un tamaño más pequeño) que facilitaban la proximidad e incluso la convivencia con los humanos
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