Esta es una de las preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez. ¿Cómo funciona la memoria humana y por qué olvidamos ciertas cosas? ¿Puedes recordar inmediatamente qué hiciste hace una semana en esta precisa hora? Es muy probable que no lo hagas y esto tiene una explicación.
La memoria y la jerarquía de los recuerdos
Las personas nos esforzamos en recordar los momentos especiales, pero también los más traumáticos y dolorosos. Cuando murió nuestra primera mascota, cuando dimos el primer beso o lo avergonzado que te sentiste al hacer el ridículo en público.
Esto se debe a que les brindamos importancia a los recuerdos y los almacenamos bajo la etiqueta de importante. Cuando intentas recordar las clases de la escuela de cuando eras apenas un infante, lo más seguro es que recuerdes solo lo que has utilizado constantemente y todo aquel conocimiento que tuvo muy poco impacto en tu vida fue desechado.
Por otro lado, los recuerdos que rememoramos más se mantienen vigentes en nuestra memoria, así puedes recordar algún sueño que tuviste años atrás, mientras el que tuviste ayer quedó completamente olvidado.
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¿Pero por qué olvidamos?
No solo se trata de un proceso de selección según la importancia e impacto sino que muchos recuerdos son desechados debido a su parecido con otros recuerdos. Estudios realizados han logrado definir cómo sucede este proceso.
Las personas vivimos rutinas establecidas y tareas repetitivas a lo largo de nuestras vidas. Vamos al baño, cerramos puertas, miramos televisión, preparamos la comida, vamos a fiestas y demás eventos.
Puede que algunos recuerdos bastante comunes sean desechados rápidamente y solo se recuerden los inmediatos, pero mientras más envejecemos ciertos eventos pueden ser numerosos, quizás no recuerdes tan fácilmente lo que regalaste a tu pareja hace 10 años. Mientras más seleccionamos ciertos recuerdos, los otros se van desgastando paulatinamente.
Esto se logró descubrir al poner a varios voluntarios a recordar la palabra «arena» usando dos imágenes distintas, una de Marilyn Monroe y otra de un sombrero. Para recordar la palabra los voluntarios vincularon la palabra e imagen con una imagen mental, Marilyn Monroe en la playa y un sombrero cubierto de arena.
Los científicos monitorearon la actividad en la zona dedicada a almacenar la información visual del cerebro y pudieron identificar los patrones de imagen de Marilyn y el sombrero. Al llevarlos a otra habitación donde aparecía la palabra «arena» los individuos recordaron las dos imágenes mentales, pero tras cierto tiempo solo recordaron la imagen de Marilyn. Fue de esta forma en que se determinó cómo la mente selecciona qué recordar.
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Para recordar hay que olvidar
Así es, para recordar algunas cosas nuevas es necesario olvidar otras viejas, por ejemplo, has sacado una nueva cuenta de correo electrónico y has decidido usar datos nuevos, pero cuando intentas ingresar inconscientemente tecleas tu cuenta y contraseña anteriores. Mientras más usas la información nueva, la vieja queda olvidada.
Esto puede suceder en contextos bastante diferentes y a más de alguno nos habrá ocurrido de formas muy inconvenientes. Por ejemplo, acabas de romper con tu pareja, pero comienzas a salir con una nueva, estás en un restaurante que te es familiar y, por desgracia, la llamas con el nombre de tu anterior pareja. ¡Demonios! Intentas reconstruir lo dicho lo más rápido posible, pero tu memoria reaccionó primero y te metió en un embrollo. Para la próxima intenta memorizar su nombre o deja pasar un tiempo para que el recuerdo sea reemplazado.
Como puedes ver, recordar tiene que ver con el impacto, el tiempo y el uso así como nuevas recuerdos que puedan desplazar a los viejos.
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